domingo, 22 de noviembre de 2009

“¿Y esa era toda tù bulla?”


El caso
Tenía una eternidad detrás de ella. De sus carnosos labios habían salido varios “no” a las invitaciones que le hacía para almorzar o cenar.
De ella me seducía su olor a Armani Code. Me imaginaba retozando en sus enormes senos. Y sus piernas de escándalo alzadas hasta el infinito. Pero no, siempre decía que no.
Pero, cuando menos lo esperaba, pasó.
Ese día fue ella la que me invitó a cenar. Incrédulo, balbuceé un “sí, a las 9”.
La tarde de ese viernes estaba ansioso. En verdad mucha gente habló conmigo y a nadie escuché. El trabajo lo culminé tan rápido como pude, para poder iniciar el ritual previo a la cita. Escoger la corbata apropiada y bañarme en Jean Paul Gaultier.
Ya en el lugar acordado, ella entró con sus labios carnosos, enormes senos y piernas de escándalo. Nadie dejó de mirarla. A discreto volumen, “Y por tanto” de Charles Aznavour completaba ese momento sublime. Sin duda, yo era el macho de la noche.
Cuando se sentó, observé que sus ojos verdes emanaban furia y decepción... ¿El motivo? Un despecho por culpa de un novio infiel. Qué tipo tan imbécil –pensé-, tendría que ser una Alicia Plaza o una Anastasia Mazzone para engañar a esta descomunal mujer. El vino la hizo soltar unas cuantas lágrimas. El “on the rocks” me desinhibió. En medio del consuelo, le robé un beso. “Probar esta boca será mi perdición” intuí, cuando ella me empujó con un “no puede ser”.
Acaricié esa rubia melena. Ella sabía que yo tenía la vida entera tras ella. Y tras unos suspiros, un jadeante te quiero y una promesa, me dejó entrar. “Yo no me puedo morir, sin probarte a ti”, cantaba la melodiosa voz de Antonieta en ese instante. El dios Baco hizo su trabajo. Los besos no pararon, el deseo a flor de piel.
Ya en el hotel la ansiedad me trastornaba. Un intento de streep tease lo aborté por culpa de mis ansias. Quería morderla, morir en sus piernas, cabalgar ya en ese monumento. Le arranqué el hilo dental negro que me volvió loco al verlo en su blanca piel. No tenía sostenes… ¡Dios, bellos, gigantes y sin silicone! Ella apenas me acarició y ya sentía que estallaba. Sin darme cuenta, un caluroso torrente emanaba de mi entrepiernas… ¡Qué vergüenza! Un éxtasis precoz liquidó la que prometía ser la noche de las noches. Hace tiempo me había pasado con otra a quien también deseaba fervientemente. Ella intentó no inmutarse, pero con los ojos me decía: “¿Y esa era toda tu bulla?”…



La respuesta

Lo primero que debes hacer es aprender de los errores de esa experiencia, para no repetirla más. ¿Y cuál sería la falla más importante de ese día? Tú mismo la refieres: La ansiedad. Para la mayoría de los sexólogos, más que factores físicos –que no mencionas en tu carta-, la parte psicológica es la que más incide en este tipo de episodios.
Nuestra cultura tiene buena culpa de ello: Nos han acostumbrado a llevar el protagonismo de la relación sexual, por lo que somos los “responsables” de que nuestras mujeres queden totalmente satisfechas. Allí aparece la frase “¿Y si le quedo mal?”, que no hace sino presionarnos más de la cuenta. Lo que se supone debe ser un momento de goce y disfrute, termina convirtiéndose en una jornada de tortura y angustia en la que intentamos demostrar “lo macho que somos”.
En todo caso la primera recomendación será la de acudir a un profesional en el área, que descartará si tienes alguna inflamación en la uretra o en la próstata que podría causarte desde el punto de vista físico, una eyaculación precoz.
Si la causa es emocional, es básico que comprendas que debes controlarte y relajarte. Saber que cuando estás con una mujer en la cama, la idea es que ambos disfruten, se exploren, hablen sin tabúes lo que a cada quien le gusta y se complazcan mutuamente. Debes llevar el ritmo de la relación, pero sin querer dártelas de “macho dominante” y sin que ella se sienta atropellada o presionada.
Las terapias que recomiendan los expertos generalmente las realizas con tu pareja, y en la gran mayoría de los casos son altamente efectivas.
Una con la que podrías comenzar es dejar que tu mujer acaricie tu pene y tus testículos, sin apuros de ningún tipo. Cuando sientas que vas a eyacular, ella debe parar de excitarte. Una vez que desaparezca la sensación preorgásmica, ella reinicia el ciclo de estímulos unas cuatro o cinco veces más, pero sin llegar al coito. En la última sesión, ella no detendrá las caricias, por el contrario, dejará que tú llegues al orgasmo y eyacules. La periodicidad de esta terapia te la dará tu sexólogo.
Asimismo, es bueno que entiendas que puedas complacer a tu pareja no necesariamente con el coito, puedas masturbarla o hacerle sexo oral, por ejemplo, para que ella logre el éxtasis.




MITO SEXUAL


¿Es cierto que el sexo anal hace crecer las nalgas?

Absolutamente falso. Si quieres hacerlo con tu pareja y ella lo acepta, no te queda más remedio que disfrutar de esa modalidad de sexo, eso sí, tomando en cuenta normas básicas de higiene.

ACUDE A UN ESPECIALISTA SI...

Si tienes espasmos musculares en tu vagina y sufres grandes dolores cuando eres penetrada o no puedes completar el coito porque no soportas que tu pareja te introduzca su pene, podrías padecer de vaginismo. Es importante que acudas de inmediato a tu ginecólogo para que trate tu caso, que aunque no es grave, afecta tu vida sexual.



Pregúntale al Dr. Sexo

Si tienes algún problema en la cama que te preocupa, envía un e-mail a: drsexo@diariolavoz.net
y mediante la consulta a expertos en el área, daremos respuestas a tu inquietud. Detalla tu caso lo más que puedas, indicando tu edad y la zona de donde escribes. Las fuentes de consulta de esta página son destacados sexólogos venezolanos que han ofrecido su concurso al cronista con la finalidad de orientar los consejos a los lectores interesados en mejorar su vida sexual

Richard Sanz / drsexo@diariolavoz.net
https://twitter.com/HablaelDrSexo

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