domingo, 22 de noviembre de 2009

¿Cuántas veces debo hacer el amor?






Dos lectoras plantean una situación que está relacionada con una incertidumbre que se acuesta, cada noche, entre ella y su pareja: “¿Por qué él quiere hacer el amor todos los días y yo no, a pesar de que lo quiero?”. Si este es tu caso, pon atención a un asunto que puede poner en riesgo la estabilidad de tu relación: Tu frecuencia sexual no es igual a la de tu pareja, por lo que debes saber qué hacer para que tu unión no se resquebraje


CASO 1
“Tengo un problema y ojalá pueda ayudarme: Tengo seis meses viviendo con mi novio pero no puedo complacerlo como él quiere. Todos los días quiere sexo, todas las noches es la misma cosa. Aunque lo quiero muchísimo, me tiene harta con su insistencia para tener sexo. Hace unas noches lo descubrí masturbándose y cuando le pregunté porqué lo hacía, me respondió que era porque necesitaba más sexo y yo no se lo daba, que yo no lo quería satisfacer…
Él tiene 35 años y yo 29. No me quejo de cómo lo hace sino por la frecuencia con quiere hacerlo… ¿Qué me aconseja? ¿Qué debo hacer? Tengo miedo que se busque otra que sí haga el amor las veces que él quiera… ¡Por favor, qué hago!”. Milena A., desde la ciudad de Guatire.




CASO 2
“Quisiera hacerle un planteamiento sobre mi relación de pareja: Tengo un problema y quisiera saber porqué no tengo deseos sexuales, porqué no puedo estar con él, a pesar de que lo amo. Tengo como cuatro meses que no me dan ganas de hacer el amor, y no es que, como ya dije, no lo quiera, todo lo contrario, lo amo mucho pero no me excita la idea de estar en una cama con él.
Acabo de cumplir 26 años y Carlos tiene 31. Llevamos dos años juntos y aún no sé que me pasó de un tiempo para acá, porque antes lo hacíamos tres o cuatro veces por semana pero ya no siento ganas. ¿Qué podrá ser? ¿Qué debo hacer? ¿Cuántas veces debo hacer el amor con él para poder complacerlo?”. Morella P., desde Chacao, Caracas.



RESPUESTA
La necesidad de tener sexo para alcanzar el clímax varía en cada persona, de acuerdo a su crianza, causas hormonales, episodios de ansiedad o depresión, entre otras causas de una larga lista de factores.
Tan variadas son las causas, que por ejemplo, los hombres solemos pensar varias veces al día en sexo: Fantaseamos que cabalgamos en la mujer de impactantes senos con la que topamos en el ascensor; soñamos contar beso a beso cada peca de esa rubia que de forma fugaz apareció en un vagón del metro, o una fragancia nos recuerda esa desenfrenada noche del fin de semana en el Aladdin, con aquella morena clara de curvas desquiciantes.
Las mujeres, por el contrario, no piensan en sexo, según sondeos que se han realizado en varias partes del mundo, con la misma frecuencia: Pueden hacerlo varias veces por semana y aunque en el mundo de la imaginación todo es posible -y podrían verse hasta con Brad Pitt en una frenética “sesión” entre sábanas-, su pensamiento va más dirigido hacia la pareja que tienen en ese momento y el placer que ese hombre les produce.
Ante deseos tan disímiles, se impone de forma vital una palabra clave: Comunicación. La frecuencia sexual con la que queda quien queda satisfecho generalmente no es la misma, pero en la medida que ello se converse, se podrán lograr acuerdos, derribar barreras y mitos que en mediano plazo contribuirán a solidificar tu unión de pareja.
¿Un ejemplo de esas barreras y mitos?: La masturbación. Si descubres que él lo hace a escondidas, no tienes porqué horrorizarte o sentirte mal. Debes entender que su necesidad de satisfacerse lo lleva a eso, no te está siendo infiel ni eres menos mujer por ello. En todo caso, si tu no deseas hacer el amor pero quieres satisfacerlo, entonces mastúrbalo, hazle sexo oral, en fin, busca que él llega al clímax sin que ello signifique que debas ser penetrada en contra de tu voluntad. Lo que suele pasar en estos casos es que en medio de este juego erótico puedes llegar a excitarte, por lo que, sin proponértelo, tus deseos se irán incrementado e irás aumentado paulatinamente tu frecuencia sexual. Recuerda que el sexo es como el agua salada: Mientras más la bebes, más sed te da.




Otros factores

Hay otros factores que inciden de forma determinante en la frecuencia sexual, relacionados más con causas psicológicas del día a día que hormonales o de crianza, como pueden ser la ansiedad, la depresión o el stress.
Una mujer que tras una agotadora faena de trabajo, sufre una cola para ir a la universidad y después sale extenuada a las 9 de la noche rumbo a la casa, para llegar a prepararse para la jornada del día siguiente, es obvio que la palabra sexo es la que menos espacio ocupa su pensamiento.
Igual ocurre en el caso de los hombres, que entre el tráfico, el stress laboral y hasta la actualidad política, inciden en el devenir del desempeño sexual.
Ante una cotidianidad avasallante, se hace necesario llegar a pactos entre las parejas, horas sagradas para ambos, días de sexo desenfrenado y caricias infinitas. Se deben lograr acuerdos para que la pasión no se desgaje en el maremagnum de la rutina.
El tema es amplio e inagotable. Más adelante, Dr. Sexo seguirá abordándolo.

Richard Sanz / drsexo@diariolavoz.net
https://twitter.com/HablaelDrSexo

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