domingo, 22 de noviembre de 2009

METROSEXUALIDAD Y MUJER INSATISFECHA


MACHO CON MECHITAS
El futbolista inglés David Beckham representa el ícono mundial de la metrosexualidad: Usa tintes para el cabello, se hace moños, se pinta las manos, luce pulseras y zarcillos, mantiene sus abdominales bien definidos y siempre viste a la moda. Está casado con la cantante Victoria Beckham -ex integrante del grupo musical Spice girls-, con quien ha procreado tres hijos.
David es el Rey Midas de la publicidad de los tiempos que corren: Su imagen es sinónimo de las marcas deportivas más importantes del mundo, así como de relojes, cosméticos y ropas, entre otros productos.
Casi todos sobre la faz de la tierra conocen su rostro. Sin duda, un fenómeno global.








EL CASO

Le escribo debido a que estoy preocupada porque mi esposo antes me hacía el amor cuatro o cinco veces por semana y de un tiempo para acá sólo estamos una vez. También me angustia que últimamente se arregla más que yo, se preocupa más por su físico y por estar en forma, que por hacerme el amor o consentirme. Cada vez que está libre no sale del gym, se arregla las uñas de las manos y pies cada 15 días, asiste a un solarium, se saca las cejas, utiliza cremas antiarrugas y hace que le prepare su dieta para llevársela al trabajo, y así no comer en la calle.
Yo había aguantado esta situación porque pensaba que podía ser momentánea, pero es que ya van seis meses y cada día que pasa se pone peor... Lo último que hizo fue comprar un espejo de pared a pared, y lo mandó a colocar en nuestro cuarto para verse completo en las pocas veces que me hace el amor... ¿Qué hago doctor? Hablé con él y me dijo que eso era un fetiche que tenía, y que lo que yo debía hacer era disfrutarlo. Además, me aconsejó que fuera al gym para ponerme en forma como él y así gozarme yo misma viendo lo buena que estoy…
Cuando me pongo sexy y provocativa lo único que he logrado es que me pone a hacerle sexo oral, y cuando se lo hago él se ve en el espejo y ni me acaricia ni me consiente. No me penetra y ni se ocupa de saber si logré el orgasmo.
De verdad estoy preocupada, él siempre fue coqueto pero ahora que cumplió 34 años está insoportable. Tenemos apenas cinco años de matrimonio sin hijos... ¿Será que ya no le gusto? ¿Descubrió qué es gay y le está dando largas al asunto? ¿Qué me aconseja?
Magdalena Correa, 32 años, Guatire”



“Me angustia que últimamente se arregla más que yo, se preocupa más por su físico y por estar en forma, que por hacerme el amor o consentirme”



LA RESPUESTA

Cuando disminuye la frecuencia sexual, es natural que se disparan las alarmas: ¿Será que ya no le gusto? ¿Tendrá otra (o)? ¿Ya no me ama? Todo un mar de interrogantes estremecen al sosiego que se supone debe dar una relación de pareja. La verdad queda encajonada entre suposiciones e interpretaciones de actitudes de las que al final no tienes ninguna certeza.
Y a lo que menos se recurre en estos casos es a lo primero que debería apelarse: Hablar claramente. Pregúntale sin tapujos qué es lo que le ocurre: cuando y por qué decidió que el culto a su cuerpo era más importante que tener sexo contigo, porque una cosa es que él se ocupe de su físico y otra que ignore tu legítimo anhelo de ser amada.


Hay casos de metrosexuales que una vez que se asumen como tales, les disminuye el interés por las mujeres, dado que otras copan su agenda personal: Las mechitas, las cejas, el maquillaje, la ropa...


¿Metro... qué?
Además de la conversación franca, es imprescindible la asesoría de un terapista de pareja, quien sabrá orientarlos hacia el punto de equilibrio en el que tú no te angusties por sus excesivos cuidos y él sepa controlar su fijación por lucir bien, al igual que corresponderte como te mereces.
Por el comportamiento que describes de tu esposo, parece que él se sumó a una corriente mundial conocida desde hace unos 15 años como metrosexualidad, cuyos hombres –sean heterosexuales, homosexuales o bisexuales-, además de habitar en áreas metropolitanas, manifiestan sin ningún rubor su lado femenino. Otro componente esencial es que se desviven por obtener un cuerpo perfecto, privilegiando esa obsesión por encima de cualquier otro aspecto de su vida.
En una sociedad como la nuestra pudiera resultar incomprensible que un “macho vernáculo” se comporte de esa manera, no obstante, en otras latitudes –principalmente en Europa y Estados Unidos- ese estilo de vida no es nada nuevo: Los metrosexuales se depilan, se hacen mechitas, se maquillan, se sacan las cejas, se pinten las uñas de las manos y los pies.
Los más obsesivos, si no logran los resultados deseados con sus jornadas en el gimnasio, se someten a intervenciones quirúrgicas para ponerse prótesis en la zona abdominal, al igual que en el pecho y las nalgas.
En cuanto al vestir, suelen invertir mucho dinero en ropa costosa y a la moda, así como en accesorios femeninos –perfumes, pulseras y zarcillos, por ejemplo-.

¿Será o no será?
Ese tipo de comportamiento no implica, necesariamente, que el hombre sea gay, aunque en estos lares muchos y muchas así lo quieran etiquetar. Lo que sí ocurre es que al estar tan pendientes de su apariencia física se ocupan menos del resto de las otras esferas que componen su vida, en especial, la de sus relaciones sentimentales.
Y este es tu caso: Más allá de la obsesión de tu marido por su cuerpo, debes valorarte como mujer. No debes dejarte usar ni por él ni por nadie. Es legítimo tu anhelo de querer salvar tu relación, pero en ese intento no debes dejar que tu dignidad ruede por un despeñadero.
No asumas como una verdad absoluta que a tu marido ya no le gustas o que después de viejo “le dio sarampión”... Aunque hay casos de metrosexuales que una vez que se asumen como tales, les disminuye el interés por las mujeres, ello se debe a que existen otras preocupaciones que copan su agenda personal: Las mechitas, los abdominales, las cejas, el maquillaje, la ropa... Es cuando el hedonismo se apertrecha en el alma de algunos.
En el camino que te encuentras, tienes dos destinos y una decisión por tomar, esa que al final te haga más feliz: O buscas ayuda profesional para salvar tu matrimonio; o continúas sola tu andar por la vida, sin importar que en un futuro te topes con un hombre al que sus pelos en el pecho no le incomoden para amarte plenamente.


Richard Sanz / drsexo@diariolavoz.net
https://twitter.com/HablaelDrSexo

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