domingo, 22 de noviembre de 2009

AUTOESTIMA, CACHOS Y LUJURIA





“Tiene su esposa, con la que sufre todos los problemas del mundo, pero la tiene. Siempre me dice que me ama, algo que no sé si creerle... Incluso, me ha llorado contándome sus problemas”



EL CASO
Tengo 21 años y hace ya uno que perdí mi virginidad, con el segundo novio que he tenido en mi vida. Él es un poco mayor que yo, tiene 29 años. También tiene su esposa, con la que sufre todos los problemas del mundo, pero la tiene. Siempre me dice que me ama, algo que no sé si creerle... Incluso, me ha llorado contándome sus problemas y demás.
No sé si será por la poca actividad sexual que he tenido en mi vida o porque ciertamente conozco muy poco del tema, pero resulta que durante dos años que tiene nuestra relación, y uno que llevamos teniendo sexo, en todo ese tiempo hemos hecho el amor como 12 veces cuando mucho; resulta que siempre hay ‘peros’ en todo. Muchas veces siento ganas de estar con él, incluso se lo he hecho saber, pero resulta que siempre discutimos por eso mismo, por su falta de tiempo hacia mí. Me dice que lo entienda... ¿pero será que él me entiende a mí? ¿Será que tendré que esperar mucho más para que hagamos el amor? Muchas veces siento que lo amo, que quiero estar siempre con él, pero cuando discutimos lo único que hago es sentirme mal, ponerme a llorar y pensar que por qué todo esto me pasa a mí... Siempre me pregunto por qué tuve que enamorarme y entregarme en cuerpo y alma a alguien así como él.
Debo admitir que muchas veces pienso en terminar la relación, pero caigo nuevamente en la tristeza y el llanto cuando pienso en la necesidad que voy a tener de él como hombre y pareja cuando no lo tenga a mi lado.
Lo más triste es que él nunca me ha demostrado protección y cariño, que es lo que siempre esperaba encontrar cuando tuviese mi primera pareja. Algo que no entiendo es por qué no recibo de él lo que yo siempre le doy y le ofrezco: Apoyo, comprensión, amor y seguridad de lo que yo siento hacia él.
No sé si sólo está conmigo por placer sexual o porque en realidad siente algo hacia mí.
Andreína Manzanares P., 21 años, Charallave, estado Miranda”

LA RESPUESTA
El comenzar a practicar el sexo no concede un escudo protector contra las manipulaciones y los desengaños. Ese es tu caso: Perdiste la virginidad pero no tu ingenuidad.
Es probable que estés enamorada y como el único punto que tienes de comparación de un acto sexual placentero es con tu actual pareja, se te hace difícil salir de una relación en la que tu papel de la “otra” te causa una enorme frustración.
Aún no tienes la fortaleza emocional y mental para romper con esa persona que te produce gotas de felicidad, pero inagotables mares de desazón. Pero la tendrás. Tienes la certeza que por ese sendero en el que andas, no es la cosa. Estás cerca de encontrar la solución de lo que te preocupa. Y eso será cuando logres entender que una relación no es sufrimiento, sino placer. Pero sobre todo, hallarás la ruta de la felicidad cuando comprendas que no eres “un plato de segunda mesa”, sino que eres el manjar más exquisito de la cena. Cuando no te veas como “la capilla” sino como “la iglesia”.
En fin, dejarás de caminar en círculos, perdida en el bosque de una dañina relación, cuando te atrevas a quererte.

Quieres sexo

A tus 21 años, estás en una etapa novedosa para ti, cuando los deseos sexuales bullen en tu cuerpo. Tu carne está sedienta de caricias y besos que te recorran de palmo a palmo. Eso te excita. Tienes curiosidades e inquietudes que anhelas despejar. Y probablemente, como tu actual pareja ha logrado satisfacer algunas de tus fantasías y necesidades, te cuesta romper el vínculo que tienes con él.
En este punto, debes comprender que las ganas que tendrás de hacer el amor tenderán a ser más altas que las de tu pareja. El comparte una vida con una esposa, “con la que sufre todos los problemas del mundo”, y en todo caso –lo quieras o no-, es a ella a quien debe responderle en la cama.

Sobrevivirás y serás mejor
Un típico sueño que guardan las mujeres que saben que el hombre con el que comparten es casado, es que tarde o temprano él romperá su matrimonio y dejará sus hijos para unirse a ellas. Generalmente, esa esperanza es precisamente eso: Una esperanza. Y se autoengañan y le creen los embustes al novio para no hacerse daño. Al final, el trancazo es durísimo, es verdad... ¿Y el despecho? ¡Estruendoso! Pero sobrevivirás. Lo importante es que no guardes rencores ni deseos de venganza, porque ello envenenará tu alma. Lo sublime es que aceptes esto que vives como una experiencia que te hará mejor persona, más madura y más responsable contigo misma.
Una vez que entiendas qué te pasa y qué quieres, está en tus manos elegir seguir en esa situación o ejercer una sexualidad responsable contigo misma, en la que no salgas perjudicada.
Allí están las cartas: Juegas tú.


Richard Sanz / drsexo@diariolavoz.net
https://twitter.com/HablaelDrSexo

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